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Germán Aracil
Germán Aracil

Sobre el artista

Formado en la Facultad de Bellas Artes de Valencia y alicantino de nacimiento, está considerado como uno de los mejores pintores de nuestro tiempo, en la técnica del pastel sobre tablero, papel y cartón. Sus figuras humanas, desnudos, flores, bodegones y retratos le han llevado a ser considerado por algunos críticos como el relevo de históricos de la pintura que utilizaron el pastel en sus trayectorias como Miguel Ángel, Monet, Renoir o Degás con sus bailarinas. Recientemente tiene una propuesta del ex jugador del Barcelona Hristo Stoichkov, para exponer en una importante galería de Bulgaria.

Su obra está presente en todo el territorio nacional, y ha traspasado todos los límites inimaginables con exposiciones que han llegado hasta EE.UU. , Inglaterra, Argentina, Brasil, República Dominicana, Alemania, Dubai, Katar etc… Así como un sinfín de coleccionistas privados que le ha supuesto un gran reconocimiento internacional.

Es más, como gran retratista ha realizado el retrato del Presidente de la República Dominicana, Lonel Fernández.

Crítica

Germán Aracil - Ángela en azul

Ángela en azul

El retrato es tal vez el género pictórico de mayor empeño y dificultad. No solo se trata de plasmar fielmente la figura humana de una persona conocida, o desconocida, sino sobre todo de captar su psicología su mundo interior, un momento de su existencia. Se dice que el rostro es el espejo del alma, a esta idea atiende el retratista auténtico, captar la psicología del personaje, reflejar desde lo externo una interioridad personal, y más allá de eso el hálito de un espíritu universal. Cuando el retrato es de un niño o de una niña la dificultad aumenta, pues en su tierna persona y en su corta vida no se ha forjado del todo un carácter demasiado definido, cambia de expresión a menudo o no presenta rasgos demasiado estables.

A todas estas dificultades se ha enfrentado Germán Aracil en este retrato de Ángela en azul, y las ha resuelto con rara habilidad y perfección. Para ello se ha servido de un momento de intimidad de esta niña, a la que vemos algo contrariada y entristecida. Ello le ha llevado a aquietarse a entrecerrar sus ojos, a poner un carita de pena que nos atrae especialmente y reclama un imposible consuelo protector.

Esta circunstancia, este momento, captado en un instante, le ha permitido al artista realizar una composición en la que destacan la cabeza y las manos, perfiladas con toda naturalidad. Estas le sirven de punto de apoyo y casi de caricia dada a sí misma, a su rostro desconsolado. La postura en diagonal de su cabeza, buscando algo donde reclinar su desconsuelo, anima la composición y forma un ángulo con las manos, este ángulo se abre a la izquierda del cuadro y tiene su vértice en la barbilla. La luz lateral que ilumina la figura sigue la misma trayectoria diagonal y deja sombras sobre el rostro.

El pañuelo de un azul tan puro y vibrante, subrayado por los adornos rojos y amarillos que contiene, además del gozo sensorial que nos concede, traducen a color su estado de ánimo, la disposición del mismo abrigando su cabeza y cuerpo la recubren de un manto protector y le dan una apariencia de dolorosa. Una niña que sufre prematuramente una experiencia de tristeza, que le da un aire de pequeño ángel dolorido.

La figura parece flotar, como una aparición, a la vista del espectador, que mira embelesado y se pregunta cuál es el secreto atractivo de este retrato. Todo envuelto en sutileza, ternura, delicadeza y cariño hacia esta niña individual y concreta. En su rostro aparecen las huellas de su sentimiento, cejas algo enarcadas, ojeras, sombras y luces, boca en semicírculo descendente, ojos entrecerrados y mirada cabizbaja, pelito algo desordenado y abierto que descubre su frente. Toda la figura está envuelta en un fondo oscuro y desdibujado, que simboliza su momento de opacidad.

No es una muñeca, es una persona que sufre igual que un adulto. Su dolor le hace buscar en su interior el consuelo que necesita. La belleza del retrato la redime de su pena, es el mejor consuelo que el pintor puede darle, un regalo para nuestra vista.

Manuel Cerezo Arriaza

Obras del artista